21 de noviembre de 2014

¡La violencia genera violencia!

Reflexión personal


El texto es claro y conciso: la violencia es una realidad latinoamericana. Nos hace responsables como comunidad cristiana a ser intermediario entre esta realidad y la que anhelamos, para que a través de cambios de corazón y de mente, cambiemos estas estructuras y encontremos la paz.
            Personalmente no difiero en las ideas expresadas pero si considero que no podemos subestimar la gravedad de la situación. Hoy en día, en cada pequeño espacio de la vida, encontramos violencia; y la encontramos tanto en los grandes ejemplos citados en el texto (torturas, secuestros, persecuciones, entre otras) como en las pequeñas situaciones cotidianas: un niño que le pega a otro, un insulto en la calle, ignorar la presencia del otro… Creo que como cristianos es definitivamente nuestro deber intervenir desde el lugar que podamos, pero creo también que no sólo necesitamos de la comunidad cristiana sino que necesitamos de la comunidad total.
            El problema es grande y crece más cada día. Los cambios de corazón y de mente tienen que ser profundos, constantes y esperanzadores. Es necesario el compromiso de muchas personas para lograrlos.
            Considero fundamental para el cambio dedicar una especial atención a los más chicos. Los niños deben ser educados con valores de solidaridad, amor, justicia, verdad, respeto y convicción en que este es el camino para lograr la paz.

“La violencia engendra inexorablemente nuevas formas de opresión y esclavitud”. ¡Si!, pero la paz engendra paz y empezar a engendrarla es la única forma de rodearnos de ella.


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